Otra noche ahí sentado, atento a los sonidos de alrededor y pensando como tanto solía hacer y tanto odiaba. Estaba cansado y debía tomarse un respiro, pero de todos modos hacía un tiempo que no descansaba bien y no le iba a servir de demasiado. Cada vez se daba más cuenta, esa idea de que aquello no estaba hecho para él le era más tangible día a día, un lobo maltrecho de esa manera jamás iba a cazar una corza de ese calibre, su sino era observarla y verla corretear, como otras tantas veces había hecho. Quizás, pensó, debía dejar de correr siguiendo su rastro y esperar, ser paciente y dejarse llevar cuando llegase el momento... De todos modos ¿que haría? Si el destino le tendiera la mano y llegara a cazarla, no tenía ni idea de que hacer ¿Devorarla? A esas alturas la idea le daba casi miedo, y la convivencia le parecía tan improbable... dudaba de hecho que hubiera alguien capaz de convivir con él. Entonces ¿por qué ese deseo? aún a sabiendas de que es algo difícil de conseguir y que podría traer tantas consecuencias negativas al no saber manejarlo bien... tantas como aquellas que ya había sufrido en sus carnes y tanto le habían marcado... aun así tenía el deseo y seguía buscandolo. Su pelaje estaba más desaliñado con el tiempo, la forma física no le abandonaba, pero tampoco despuntaba como antes, cada vez se sentía más extraño en el supuesto lugar al que pertenecía. Y ahí estaba una noche más, contándole sus penas a la luna, preciosa e inalcanzable, igual que ella...
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0 Amenazas de muerte:
